miércoles, 21 de enero de 2009

Pececillos

A mediados de Enero, luego de un almuerzo dominical, Luzmarina se tocó la cabeza. El acondicionador había hecho un buen efecto en cuanto a suavidad, sedocidad y brillo. Sintió como si un pececillo se le escapara de la yema de los dedos, cerró los ojos para concentrarse y sentir a dicho pececillo otra vez, lo hizo, lo hizo, lo sintió otra vez; se tocaba mientras recordaba la pecera que tenía en casa cuando era niña. Le habían regalado una pecera cuando tenía 8 años, le encantaba verlos nadar, comer, defecar, morir. Solía meter la mano dentro de la pecera para poder atrapar a los pececillos, muy pocas veces lograba rozar sus pequeños cuerpecitos suaves y escurridizos. Saltaba de alegría cuando uno se moría y flotaba panza arriba, ya no se movía, y para ella todo era más fácil. Pasaba días con el pececillo muerto, hasta que no se viera o apestara a podrido, luego lo tiraba a la basura, como residuo de pescado de un mercado cualquiera.
Luzmarina abrió los ojos, todavía sentía a los pececillos en la yema de sus dedos, sonrió "niña tonta, ay niña!" y con esa misma sonrisa fue al baño, ya saben, de tanto pensar en agua. Se miraba y cogía a los pececillos en su cabeza, el espejo se reía, el orín mojaba su ropa íntima y calentaba sus piernas. El espejo se reía de Luzmarina, era ella con decenas de agujeros y mechones ralos en su cabeza, estaba volviéndose calva, la piel de su cráneo , suave, tierno, escurridizo. Llenó el lavabo con agua y se sumergió, Luzmarina pensaba en que momento se pondría panza arriba.

5 comentarios:

Gonzalo Del Rosario dijo...

UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU

PEDAZO DE CUENTO!!!!

está de puta mare flaca

tienes mucha madera para esta locura

pero sigue publicando, escribiendo, leyendo y viviendo

hasta atorarte

SeLeNaDaS dijo...

gracias, gonza! feliz cumpleaños!!

tu eres mas locaso!! loquisiiiiimoooo!!

Kary dijo...

Favorite by faarrrrrrrrrrr!

SeLeNaDaS dijo...

el mio tambien!!

Anónimo dijo...

La muerte, tu cuento.

A. Nónimo